¡Cuidado!
Cuidado con los blancos cabellos de antaño
con cruces bordadas sobre sus pechos henchidos
de humano orgullo, blanden la tea
que lleva fuego y muerte a lo que nos es querido.
Cuidado con las mil máscaras que portan
pues creen superior su extranjera fe,
destruyendo en su paso según su parecer
todo lo que no entienden ni quieren entender.
Cuidado con hermanos y padres y tíos,
rocas duras que entorpecen un camino
que debería ser libre y limpio
nos combaten, nos temen, nos llaman impíos.
Cuidado niña que oyes el canto de la luna,
el silbido del aire, la voz del río
oculta tu vocación antigua a esos ¡bichos!
plaga que nos niega realizar nuestros ritos.
Cuidado, vigila que no vean los rituales
antiguos renacidos, aun ocultos caminamos
entre los blancos caballeros, enmascarados
¡pues no sabe que aun a la Diosa veneramos!
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