La historia de Doni y Jack
Su nombre es Doni, joven, de entre ocho y doce años, de sexo indefenido, vaga por las peligrosas calles de una ciudad cubierta por la niebla...
Jack era médico, pero perdió la licencia para ejercer. O tal vez era un carnicero que sufría de impotencia a causa de una enfermedad infantil. O el casero de una casa de citas a quien sus propias arrendatarias le negaban sus "servicios profesionales" por su horrible aspecto. Todo eso se ha dicho que era Jack, y muchas más cosas, todas bastante extrañas a decir verdad.
Jack es Doni, o Doni es Jack, la parte de él que duerme, que se introduce en los sueños, en la ciudad de los sueños, para vagar por sus calles.
Jack vive solo, aunque viva con otra gente, está solo en su corazón, para el la vida es gris, solo el olor del hierro parece producir en él algún tipo de emoción. Jack también colecciona cuchillos, y mata el tiempo afilándolos sentado en el centro de una habitación de su vivienda.
Doni tiene un preferido de entre los cuchillos de Jack, uno que siempre lleva con ella (llamémosle ella, aunque también podría ser él) cuando vaga por calles cubiertas de neblina.
A la policía le encantaría atrapar a Jack, si supieran quien es, pero hace tiempo que dejó de hacer lo que hacía, ya no necesita viajar para poder ejercer su peculiar artesanía, le basta con dormir, con convertirnse en Doni, y tiene a su disposición una ciudad entera donde crear su arte. Nadie busca a Doni, en una ciudad donde la gente aparece cuando se introduce en los sueños y desaparece al despertar no se lleva la cuenta de la población.
La guardia de la ciudad neblinosa, llamarlos policía sería un error, sólo parece interesada en vigilar los muros, las puertas, pero es indiferente a los que sucede dentro de esos muros. Y mucho menos por lo que hace una niña pequeña que vagabundea por las calles.
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