jueves, 4 de julio de 2024

Un relato onírico...

 

Amantes Oníricos 

 

Sentía su piel temblorosa ante mis caricias, su respiración entrecortada rompía el silencio de la habitación. Sus cabellos de oro reflejaban los últimos rayos de sol que se colaban entre las persianas de madera. Los aromas llenaban la habitación, desde el puesto de especias que había bajo la ventana.


Busqué sus labios con miedo de ser rechazado, pero los suyos fueron más rápidos, atrapando mi boca en cuanto estuvo a su alcance. Los cojines yacían desparramados por el suelo, testigos mudos. Liberé como pude mi boca para probar su piel, su cuello, sus pechos...

Sus piernas dejaron de temblar para enredarse en las mías, atrayéndome hacia ella. Todo mi cuerpo palpitaba, intentando hacer eterno cada instante de aquel momento.

El sabor salado de su piel llenó mis labios y mi lengua, un sabor cálido que despertó en mí un hambre olvidada que hacía tiempo que no saciaba.

Nuestros cuerpos se unieron como uno, ajustando sus movimientos con el otro, intentando impedir que NADA se interpusiera entre ellos, ni siquiera el aire de la caldeada habitación, en una comunión física y espiritual que trascendía el tiempo y el espacio. Éramos dos seres fusionados en uno, en ese momento de eternidad.

Sueño con un futuro aún imposible
mas el tiempo todo lo puede.
Quizá en el futuro pueda una mañana,
 beber de la fuente de Deméter más sagrada.