Amantes Oníricos
Sentía su piel temblorosa ante mis caricias, su respiración entrecortada rompía el silencio de la habitación. Sus cabellos de oro reflejaban los últimos rayos de sol que se colaban entre las persianas de madera. Los aromas llenaban la habitación, desde el puesto de especias que había bajo la ventana.
Busqué
sus labios con miedo de ser rechazado, pero los suyos fueron más
rápidos, atrapando mi boca en cuanto estuvo a su alcance. Los cojines
yacían desparramados por el suelo, testigos mudos. Liberé como pude mi
boca para probar su piel, su cuello, sus pechos...
Sus
piernas dejaron de temblar para enredarse en las mías, atrayéndome
hacia ella. Todo mi cuerpo palpitaba, intentando hacer eterno cada
instante de aquel momento.
El
sabor salado de su piel llenó mis labios y mi lengua, un sabor cálido
que despertó en mí un hambre olvidada que hacía tiempo que no saciaba.
Nuestros
cuerpos se unieron como uno, ajustando sus movimientos con el otro,
intentando impedir que NADA
, ni siquiera el aire de
la caldeada habitación, en una comunión física y espiritual que
trascendía el tiempo y el espacio. Éramos dos seres fusionados en uno, en ese momento
de eternidad.Sueño con un futuro aún imposible
mas el tiempo todo lo puede.
Quizá en el futuro pueda una mañana,
beber de la fuente de Deméter más sagrada.
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